Bronceado

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¿Sólo para broncearnos la piel? 

Aunque las terapias con rayos UVA se suelen usar básicamente con esa finalidad, no es lo único que nos pueden llegar a ofrecer.

Realmente existen muchos servicios de Dermatología en dónde se utiliza la radiación ultravioleta con unos resultados muy interesantes. Por ejemplo, ayuda contra afecciones cutáneas como la dermatitis, atópica, psoriasis, fotodermatosis, o ciertos linfomas cutáneos. Eso sí, habrá que respetar un tiempo máximo de exposición y tomas las medidas adecuadas para conseguir el tipo de resultado que se espera.

La importancia de la limpieza de la piel para someternos a rayos UVA 

Esto es algo de lo que también te informará la clínica, pero, por si acaso, aquí también te lo comentamos.

El día que decidamos someternos a este tipo de bronceado, es crucial que la piel esté completamente limpia. No podemos utilizar ninguna crema o algún tipo de perfume. La razón de ello está relacionada con la tolerancia de nuestra piel; existe un bajo riesgo de que se pueda producir un cuadro de fotosensibilidad y que esto produzca manchas.

Si seguimos las instrucciones al pie de la letra, conseguiremos un bronceado perfecto, digno de salir en una revista de moda.

Preguntas y más preguntas

No te tiene que dar miedo hacer ninguna pregunta. Lo más normal es que cuando acudamos a la clínica tengamos en la mente mil preguntas que, aunque hayamos leído por Internet, la respuesta no nos termine de quedar clara.

Recuerda que es tu piel y el hecho de que te quedes tranquilo o tranquila antes del tratamiento es crucial.

Una vez que se haya iniciado el tratamiento 

Protección ocular: El procedimiento habitual empezará por proteger la zona de los ojos que es la más susceptible de quedar dañada a la radiación solar (es por ello, por lo que los expertos siempre recomendarán utilizar gafas de sol adecuadas cuando vayamos a estar mucho tiempo expuestos a los rayos solares). Nos darán unas gafas protectoras que son muy prácticas para impedir que los rayos UVA dañen nuestra visión.

Espacio entre sesiones: Los rayos UVA afectarán a las capas superiores de la piel; una exposición prolongada podría hacernos daño. Es por ello por lo que las sesiones se controlan y se van dosificando en el tiempo.

Así no solo conseguiremos un bronceado que durará mucho más, si no que estaremos seguros de que nuestra piel no va a desarrollar ningún tipo de problema.

Los estudios recomiendan dejar, como mínimo, un espacio de 4 días entre sesión y sesión. En el momento en el que ya nuestra piel vaya cogiendo color, entonces podremos juntar estas sesiones, pero siempre siguiendo las recomendaciones de los expertos. El espacio entre ellas, en todo caso, nunca podrá ser inferior de 48 horas.

Con estos consejos básicos ya estás listo/a para empezar con el tratamiento de rayos UVA.